La importancia de descansar, ejercitarse, alimentarse bien y confiar en tu equipo
La medicina es una de las profesiones más admiradas y, al mismo tiempo, una de las más desgastantes. El médico especialista suele convivir diariamente con decisiones de alto impacto, jornadas extenuantes y, en muchos casos, con la expectativa de ser infalible. ¿El resultado? Un terreno fértil para el síndrome de burnout, un enemigo silencioso que no solo afecta la salud del médico, sino también la calidad de atención que recibe el paciente.
En este artículo te invitamos a reflexionar sobre la importancia de cuidar tu bienestar físico y emocional, apoyarte en tu equipo de trabajo y fomentar entornos laborales donde atender pacientes no sea sinónimo de sacrificar tu salud.
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¿Qué es el burnout médico?
El burnout es un síndrome reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), caracterizado por agotamiento emocional, despersonalización y una sensación de ineficacia profesional. En el ámbito médico, el problema es aún más crítico: diversos estudios señalan que los profesionales de la salud tienen una prevalencia de burnout hasta un 60% más alta que la población general (Rotenstein et al., 2018).
Las causas son multifactoriales: exceso de carga laboral, guardias interminables, presión administrativa, miedo al error, pacientes difíciles, y—muy importante—la falta de comunicación efectiva dentro de los equipos médicos.
¿Por qué debemos atender el burnout en los hospitales?
Un médico agotado no puede brindar la mejor atención. Los estudios muestran que el burnout está asociado con un mayor número de errores clínicos, menor satisfacción del paciente y un incremento en la rotación del personal médico (West et al., 2018). Además, aumenta el riesgo de depresión, trastornos de ansiedad y, en casos extremos, el suicidio médico, un fenómeno preocupantemente frecuente.
Prevenir el burnout no solo es un asunto de salud personal, sino un tema de seguridad hospitalaria y calidad en la atención.
Estrategias para evitar el agotamiento profesional
1. Descansar no es un lujo, es una necesidad
El descanso adecuado mejora el rendimiento cognitivo, la memoria y la toma de decisiones. Dormir menos de seis horas por noche se asocia con un aumento del 22% en errores médicos según estudios del New England Journal of Medicine (Landrigan et al., 2004). Establecer límites razonables en la jornada laboral debe dejar de ser un tabú en el mundo médico.
2. Ejercicio y alimentación: medicina preventiva para el propio médico
El ejercicio regular, al menos 150 minutos semanales de actividad moderada, disminuye el estrés, mejora la salud cardiovascular y reduce el riesgo de depresión (Shanafelt & Noseworthy, 2017). La alimentación también juega un papel fundamental: evitar el exceso de café, azúcares y comida rápida durante las guardias puede marcar la diferencia en tus niveles de energía y concentración.
3. Confía en tu equipo y promueve la comunicación
Delegar no es signo de debilidad, es una muestra de inteligencia emocional y gestión clínica efectiva. Un equipo médico bien comunicado disminuye la carga mental del especialista y mejora los desenlaces clínicos. La confianza entre colegas reduce la ansiedad por el control absoluto y promueve un entorno de colaboración, evitando la sobrecarga innecesaria.
4. Busca apoyo emocional y profesional si es necesario
Reconocer los síntomas de burnout no es señal de debilidad, es un acto de responsabilidad profesional. Las intervenciones psicoeducativas, el acompañamiento terapéutico y los programas de apoyo institucional han demostrado ser eficaces para reducir el estrés en médicos (Reith, 2018).
Atender pacientes requiere un alto nivel de compromiso, pero no debería costarte la salud. Como médicos especialistas, es necesario abrir la conversación sobre el autocuidado y promover un entorno donde el descanso, la actividad física, la alimentación sana y la confianza en el equipo sean la norma, no la excepción.
En Hospital Quirúrgico Norte fomentamos la cultura de bienestar entre nuestros médicos, porque sabemos que un profesional sano es clave para un paciente sano.
Si detectas signos de agotamiento o deseas hablar sobre estrategias para mejorar tu entorno laboral, acércate a tu equipo de confianza o al área de bienestar del hospital.

Este artículo tiene fines exclusivamente informativos y académicos, dirigido a médicos especialistas y profesionales de la salud. La información aquí contenida no sustituye la consulta con expertos en salud mental, medicina laboral o psicología clínica, ni representa una recomendación personalizada de manejo o diagnóstico.
El uso de esta información es responsabilidad única del lector. la redacción de esta pagina y la institución, no asume responsabilidad por las decisiones clínicas o administrativas que se tomen con base en este contenido.
Se recomienda consultar las guías clínicas vigentes y, en caso de dudas, acudir a los canales institucionales correspondientes o a especialistas certificados en el área.
Referencias de consulta:
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Landrigan, C. P., et al. (2004). Effect of reducing interns’ work hours on serious medical errors in intensive care units. New England Journal of Medicine, 351(18), 1838-1848. https://doi.org/10.1056/NEJMoa041406
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Reith, T. P. (2018). Burnout in United States Healthcare Professionals: A Narrative Review. Cureus, 10(12), e3681. https://doi.org/10.7759/cureus.3681
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Rotenstein, L. S., et al. (2018). Prevalence of burnout among physicians: A systematic review. JAMA, 320(11), 1131–1150. https://doi.org/10.1001/jama.2018.12777
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Shanafelt, T. D., & Noseworthy, J. H. (2017). Executive leadership and physician well-being: Nine organizational strategies to promote engagement and reduce burnout. Mayo Clinic Proceedings, 92(1), 129–146. https://doi.org/10.1016/j.mayocp.2016.10.004
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West, C. P., et al. (2018). Physician burnout: contributors, consequences and solutions. Journal of Internal Medicine, 283(6), 516–529. https://doi.org/10.1111/joim.12752